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SIGNIFICADO METAFISICO DE LOS 10 MANDAMIENTOS


Parece ser que aún no se ha podido comprobar si Moisés era lo que dice la Biblia, o si era realmente el hijo de una princesa egipcia hermana de Ramsés II. Su nombre significa “Extraído de las Aguas” (en el simbolismo bíblico) y como la Biblia, en gran parte, está formada por relatos simbólicos destinados a proteger la gran Verdad contra las interpretaciones erróneas de aquellos que no tengan la madurez necesaria para ponerla en práctica, es muy posible que todo el relato bíblico, respecto a su nacimiento hebreo y su adopción por la princesa, sea también simbólico y no histórico.


En todo caso, la verdad de su procedencia no afecta lo que él enseñó.Moisés sí fue un gran iluminado, un gran Maestro de la Verdad metafísica, que no solamente libertó al pueblo hebreo de la esclavitud y las condiciones infrahumanas en que se hallaban sino que también enseñó a muchas tribus errantes que se fueron agregando a su grupo en el desierto; y por esta razón fue que tantas razas distintas, descendidas de aquellas tribus adquirieron el culto monoteísta (un solo Dios), conservándolo hasta hoy.


Tal abigarramiento de gentes, algunos totalmente primitivos; que no sabían respetar lo ajen; que mataban a otro porque les molestaba; que dejaban perecer de mengua a los ancianos porque les representaban , cada uno, una boca más; para quienes una mujer no era sino una hembra perteneciente a todos; y otros no tan primitivos, como los judíos que habían vivido esclavos de los egipcios, pero que no habían conocido otra cosa que el trabajo de sol a sol, sin tregua ni descanso; y que en la convivencia con los idólatras habían adoptado estas creencias y olvidado el culto de sus antepasados; obligó a Moisés a formular un código de leyes, simple, escueto, al nivel mental de todos, expresadas en lenguaje casi infantil pero con castigos durísimos por cada infracción, y basadas en la amenaza y el terror, ya que ésta es la única forma de domar a una bestia salvaje.


Moisés había sido educado en el templo de Heliopolis que era, como quien dice, una universidad. Alli se enseñaba lo que llamaban Geometría en aquel entonces, y que incluía, no solamente las Matemáticas, sino la Metafísica, la Astrología, la Numerología (significado de los números) y un simbolismo triple que usaban los de aquellos tiempos para dejar registrada su sabiduría, al servicio de las generaciones futuras a medida que evolucionaran.

El primer aspecto de esta simbología era sencillo, se refiere a la vida y mundo de los humanos.
El segundo aspecto es metafísico. Trata la misma condición pero en el plano mental.




El tercer aspecto es jeroglífico y trata el mismo asunto en el plano espiritual, y este último es tan profundo, que se dice no ser inteligible sino para los espíritus puros.


Y aquí está nuestra primera exposición del Principio de Correspondencia que dice: 


“Como es Arriba es Abajo; Como es Abajo es Arriba”. 


Abajo significa, en el plano material, en las condiciones humanas, en lo visible. Arriba se refiere a lo invisible, a lo mental y por supuesto a lo abstracto, espiritual.


Lo que dice el Principio de Correspondencia es que las leyes todas actúan en todos los planos, y que las condiciones en un plano se repiten en el plano superior como también en el plano inferior. Esto lo irás viendo clarote aquí en adelante. 


Así elaboró Moisés sus Diez mandamientos o Sepher Bereshit (como se llama este código de leyes en idioma hebreo), para que la humanidad a medida que fuera evolucionando y despertando, se fuera iniciando en la enseñanza superior; y la siguiente interpretación no es invento de ningún hombre. 


Fue dejada en claves conocidas por los muy adelantados pero mantenidas ocultas a través de estos milenios. Como verás luego, ya la humanidad aprendió la primera lección, o sea, que aprendió a obedecer la ley en su primer aspecto. La mayoría es adulta mental y moralmente. Hay un gran sector de las humanidad que ya está protestando en su interior por las contradicciones que hay entre el dogma y el sentido común, y esta es la señal que indica el momento de dar el paso hacia delante. La mayoría, pues, comienza a razonar en escala alta.

En síntesis, los diez mandamientos dicen:
No hay sino un Dios.
No fabricarás imágenes, no las adorarás ni las rendirás culto.
No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios.
Acuérdate de santificar el dia sétimo.
Honra a tu padre y tu madre.
No matarás.
No cometerás adultério.
No hurtarás.
No levantarás falso testimonio.
No codiciarás.
Este grupo de leyes se dividen en dos grupos.


Ocho mandamientos aparentan ser prohibiciones y comienzan con la palabra “No”. Estos son los números 1, 2, 3, 6,7, 8, 9 y 10.


Los números 4 y 5 son recomendaciones.


A primera vista, el ser humano que aún no ha aprendido a razonar en el plano mental-espiritual, los entiende como prohibiciones o normas de conducta. Esto era necesario para que la gran mayoría de la humanidad recibiera la noticia, y luego se acostumbrara, a no matar, no robar, no mentir, no codiciar, a pensar en el prójimo y a la idea de un solo Dios.
En tiempos de Moisés, la población del mundo se hallaba reducida a un número y a un sector de la tierra relativamente muy pequeños. Sin embargo en esa área y ese número pequeños, la gran mayoría era totalmente ignorante: y el resto menos ignorante sólo contaba con algunos realmente adelantados, o educados.
A la gran masa humana de hoy le ha costado tremendos golpes y porrazos, individuales y colectivos, aprender a comportarse habitualmente de acuerdo con las reglas de ética sentadas por Moisés; y aún visto por encima, diríamos que no es así. Diríamos que la humanidad sigue matando, robando y mintiendo como si tal cosa, pero esto no es la verdad. No es verdad con respecto a la gran mayoría.
La Gran Mayoría desea la libertad de adorar al Dios único como a ella mejor le plazca. La gran mayoría ya no roba, ni mata. La gran mayoría ama y cuida a sus ancianos; y finalmente, la Tierra entera conoce y cumple la recomendación de descansar un día por semana, el Domingo.
Es la minoría la que rompe las leyes terrenas. Es una minoría muy reducida la que vive en las cárceles. Es la minoría la que desconoce a Dios; y finalmente, si aún existen humanos que ignoran que hay una cosa llamada “la ley” para castigar al que se comporta mal, esos son la gran excepción que comprueba el adelanto de la mayoría.
Ha llegado, pues, el momento merecido ya por la gran mayoría humana, de dar el próximo paso adelante, o sea, de recibir y comprender el segundo aspecto de la trilogía simbólica ya mencionada; el que trata del plano mental; porque el tercer aspecto, el jeroglífico, no lo comprenderemos hasta que seamos limpios de todo error. Cuando se nos pueda catalogar de “espíritus puros”, o sea, cuando hayamos aprendido a amarnos los unos a los otros.




Y vamos al grano.Los tres primeros mandamientos exponen el Principio del Mentalismo ya tratado, de manera que no lo vamos a desentrañar sino al final, después de exponer lo que encierran los mandamientos números: 6, 8, 9, y 10, o sea, “No mataras”, “No hurtarás”, “No levantarás falsos testimonios” y “No codiciarás”.




Para poner en claro, el vocablo “No”, no tiene la misma intención de aquellos afiches que nos colocan en puntos determinados de las ciudades y que dicen “No botar basura”, “No pise la grama”.
Estos son actos que la ciudadanía puede cometer pero que no debe, y así se lo ordena la autoridad.


El “No” de los Mandamientos significa “No puedes” por más que lo intentes. Que es inútil y absurdo que sigas creyendo que lo puedes hacer porque no lo lograrás. 


Mi Maestro decía que el “no” del Pentateuco equivale, en el idioma de hoy, a que alguien dijera: 


“No atravesarás a nado el Océano Atlántico”. 


¿Por qué? 


Porque ya tú sabes que no lo puedes intentar siquiera. No posees la fuerza.El cuerpo material no tiene voluntad propia. No puede oponerse ni mandar.
La vida está en el espíritu, en el alma, en el Yo Superior, al abandonar ésta el cuerpo de carne y hueso sólo queda la masa inerte, sin la vida. De manera que podrías encajar un puñal en el cuerpo de fulano; podrías echar cianuro en el café de zutano; podrían sus cuerpos dejar de existir en el plano terreno, pero ellos continuarían llenos de vida y conscientes en el plano que sigue, y lo único que habrías logrado es hacer que la Ley del Ritmo, al devolverse, te golpee a ti. Morirás por mano de otro o por “accidente”.
Los conocidos dichos “Ojo por ojo, diente por diente” de la Biblia y el popular “El que a hierro mata, a hierro muere”, nos son mitos. Sólo que no es Dios quien castiga (como se cree) sino Sus Leyes; Su Principio rige en todos los universos y en todos los planos, tanto para retribuir el Bien como para cobrar el Mal. No en vano se dice que “el orden es la primera ley del Cielo”, y Jesús dijo “hasta los cabellos de tu cabeza están contados”.
Ahora verás mejor lo dicho referente a que ningún mal te puede venir de afuera hacia ti. Nadie puede hacerte un daño si en tu “record” no aparece que tú hayas hecho un daño similar a otro. Nadie puede “matar” tu reputación, ni tu negocio, ni tu felicidad, ni tu hogar, ni ninguna otra pertenencia tuya; ni tú puedes matar nada de eso en otro, ni existen accidentes ni casualidades. Las grandes Leyes te protegen. Ya la gran mayoría se siente incapaz de asesinar al prójimo. Ya es mucho.




Pero ahora viene el segundo aspecto del Mandamiento a decirnos que e inútil intentar dañar a otro o a sus pertenencias por medio de la calumnia, el chisme, la mentira o el “truco”, y que lo único que se logra con eso es que la Ley, devuelva idéntico mal al que lo intenta. 


El bumerang regresa inevitablemente hacia el punto en que fue lanzado.Y ahora con respecto a darle muerte a un insecto o aun animal. El sentido común es la forma de expresarse la Sabiduría Divina al través del hombre. Apréndete esta máxima de memoria. Repítela y recuérdala cada vez que te enfrentes a una circunstancia dudosa.
Detente ahora y repítela hasta que se e grave.Somos los hermanos mayores de toda manifestación de la vida inferior a la nuestra. La vida es toda una sola expresándose al través de todo lo que ella pueda animar. Los insectos, las aves y los animales son seres humanos en potencia. Están en etapas muy tempranas de su evolución y algún día, después de muchos, muchos milenios adquiriendo sustancia y materiales, experiencias y prácticas, elevándose de forma en forma, de reino en reino, llegarán a condensar todo esto en la forma exterior de un ser humano.
Casi nunca se retrocede. Es decir, que se puede estacionar y retardar, desviar y optar por un camino distinto, pero el ejemplo de no retroceder jamás lo da nuestra Tierra. Ella jamás vuelve sobare sus pasos. Empleó millones de años en transformarse de nebulosa en planeta y de alli en producir seres vivientes. El día jamás se devuelve de las siete de la noche a las doce del día del mismo día. El hombre no puede destruir su esencia para renacer en un animal. Sabiendo todo esto, al contemplar un animalito viviente, debe darnos una compasión muy grande pensar el trabajo que está haciendo y que le está costando, aprender a movilizarse, adaptarse y manejarse en su mundito de una dimensión, y que al destriparlo con el pie le estamos cortando en seco su minúsculo aunque valiosa experiencia. Esto lo aprenderás mejor en el Principio de la Vibración. PERO…y es un pero muy grande, la Sabiduría Divina, a través del sentido común, nos convierte en jueces aun siendo los hermanos mayores.
Vamos a decir que un día en nuestra casa limpia, ordenada y aseada, aparece una cucaracha o una chiripa. Estoy cansada de verte dar el salto con el zapato en la mano y, GRRRAC¡ pereció la pobre.
Y ahora me dirás ¡Pero cómo! ¿Voy a dejar que se cunda mi casa de esos animales? No, en absoluto. No puedes, ni debes permitir que permanezca ni un segundo más, bajo tu mismo lecho. Tú, en tu carácter de hermano mayor, tienes el deber de vigilar, de enseñar, de corregir y de frenar a tus hermanos menores. No puedes permitirles que aumenten indebidamente ni que se introduzcan en donde no pertenecen. Tampoco debes permitir que otro, ni siquiera un animalito irracional, abuse de ti. Si lo permites, haces mal. 


Pero para eso tienes tú la mente que esos seres no tienen aún, y por eso dijo Moisés en Génesis (cap.1, ver 26) “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza: y señoree en los peces del mar, en las aves del cielos, en las bestias, en toda la tierra y en todo animal que se arrastre sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”.

Fíjate que esto último lo dice tres veces. Cuando la Biblia repite tres veces significa que la frase tiene idéntico significado en los tres planos. En otras palabras, que no ha de buscársele interpretación metafísica o jeroglífica; que ella expresa una verdad eterna y fundamental.
Ahora, los animales, o seres irracionales, no tiene un espíritu (digamos), individual. Tienen lo que llamamos “espíritu grupo”, o sea, que el gran conjunto de cada especie forma un espíritu; o tal vez no sea sino una partícula de un espíritu. (Eso no lo puedo conocer. No he llegado a esas alturas). Lo cierto es que ellos (los seres irracionales) actúan en grupo y por líneas ya determinadas de acción. 


Por ejemplo, las abejas. Un tipo de abejas obedece al instinto de construir panales de cera. Otro al instinto de atender a la reina y así sucesivamente no piensan. Piensa por ella el gran conjunto que forma una mente, y las guía por medio del instinto (podríamos decir).
Empleando la ley de Correspondencia, veamos cómo corresponde esta actuación mecánica de las abejas a una situación similar en el reino humano. En la Construcción de un edificio, por ejemplo, hay los muchachos cargadores de agua. Hay albañiles que pegan ladrillos. Hay carpinteros que hacen puertas. Hay los obreros especializados en molduras, pinturas, adornos. Y todos trabajan casi mecánicamente, cada uno en su línea determinada, todos cumpliendo algo que está en la mente del arquitecto.
En el hombre ¿Qué corresponde? Los pies hacen el trabajo automático de caminar. Las manos, de maniobrar. Los ojos, de mirar. Los oídos de escuchar, etc., Y todo obedece al impulso que envía la mente a través de líneas, que llamamos Nervios en el hombre.Siendo esto, cuando tú encuentres un insecto fuera de lugar, frena tu primer impulso de aniquilarlo.
El espíritu de su grupo está a tu misma altura mental; forma parte de la mente universal; lo contactas al dirigir tu mente hacia él. 


Simplemente dile:


“Aquí hay una célula tuya que se encuentra fuera de su ambiente. No es armoniosa en mi ambiente. Dios es Armonía perfecta. Llévatela”.


Sentirás una gran emoción al ver el insecto se detiene inmóvil, como recibiendo la onda, y al minuto corre a desaparecerse. No lo volverás a ver. Y en el caso de que tu propia conciencia no esta aún segura de la Verdad que te acabo de enseñar; bien sea que tú sientas dudas del resultado; o que has el “tratamiento” con DEMASIADA VIOLENCIA y ves que el animal continúa molestándote, dale tres “chances”. 

Dile al espíritu grupo: 


“Si no te lo llevas pronto, voy a tener que matarlo”. 


Generalmente no te verás en el caso de matarlo. En muy pocos casos se resiste a irse. Sólo cuando él mismo está buscando la muerte porque ya ha vivido su vida; y en ese caso (cuando te indique tu sentido común, que es la Sabiduría Divina en ti) mátalo con un golpe fuerte y seco. 
  


No lo dejes a medio vivir, agonizando. Y sin violencia de tu ánimo, sin rabia ni disgusto, dile:


“Que evoluciones en mejor especie”. 

Todo depende de la intención y el pensamiento con que se ejecute.Hay sectas y órdenes de las que se dicen “ocultistas” que no comen carne. Alegan que las vibraciones de dolor del animal al ser matado contaminan el alma humana: alegan también que las vibraciones de la especie inferior degradan al ser. 

El Maestro Jesús negó esta creencia cuando dijo: 


“No es lo que entra por su boca lo que contamina al hombre, sino lo que de su boca sale; porque lo que sale de la boca, del corazón procede”. 


Ya conociste la explicación de esta lección en el Capítulo “La Palabra”. Y de acuerdo con Moisés repetimos:


“Nadie ni nada puede dañarnos de afuera, a menos que lo hayamos merecido; a menos que lo aceptemos por creer que si es posible”. 

Pero cuando conocemos esta verdad y la recordamos siempre, nada ni nadie puede causarnos daño alguno.El gusto por comer carne, o la necesidad de la carne como alimento sólo significa que el individuo aún conserva una cantidad de su naturaleza animal (animal carnívoro, se entiende). 


No ha llegado aún al punto en que sus células pueden prescindir del alimento ingerido del exterior, eso es todo; porque el limitarse obligatoriamente a comer frutas y verduras no es una prueba de elevación espiritual, ya que la vaca y el caballo no comen sino hierba y granos.

Al no más entrar a estudiar metafísica. O enseñanza superior, comienzan a limpiarse las células del cuerpo por el hecho de que se empieza a vivir en un mundo mental-espiritual, y de acuerdo con el Principio de Correspondencia, “Como es Abajo es Arriba”; “Como es Arriba es Abajo”. Todo el ser evoluciona a la vez. Es estudiante nota, tarde o temprano, que comienza a no necesitar la carne como alimento, y llega a aborrecerla sin que nada ni nadie lo fuerce a ello.

Algo muy importante: 

Cuando estudies el Principio de Vibración podrás comprobar la verdad científica que es imposible que una vibración de menor frecuencia puede dominar a una de mayor frecuencia. 

El animal vibra en un plano inferior al hombre; ¿Cómo podrá jamás afectar a éste? Únicamente bajo una condición; que el hombre esté ignorante del principio de Vibración y crea posible el ser afectado por las vibraciones del animal. Creándolo, lo está aceptando y por lo tanto sometiéndose a una ley inferior a él.
  

Por esta misma razón es que no se puede matar. La vida es positiva. La muerte es negativa, o sea, que es la negación de la vida. La vida es indestructible. No puedes matar por más que lo intentes.  


Fuente
Metáfisica al Alcance de Todos
Conny Mendez

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