El matrimonio místico es el matrimonio con uno mismo que se plasma en el mundo físico en una pareja externa equilibrada reflejo de la realidad interna.
Cuando este matrimonio existe, la sexualidad tiene la trascendencia de la ascensión, se manifiesta el tantra que nada tiene que ver con posturas eróticas y no eyaculación pese a que esa es la Máscara que oculta al goce sexual y al no embarazo y que así lo toman quienes toman este tema que no es para nada ligero, a la ligera.Todo es real, NADA es en vano.
Si el matrimonio con uno mismo está consumado, la mujer no tiene necesidad de sangrar ni el hombre tiene necesidad de eyacular.
Su yin y su yang, su mujer y su hombre internos, están en equilibrio. Si están en desequilibrio y el desequilibrio se debe a la etapa evolutiva en la materia que está atravesando la persona, la Naturaleza lo compensa provocando que el excedente de energía no realizada salga del cuerpo para alivianar tensión, hasta que el tiempo de aprender se cumpla.
Si así ocurre y el ciclo biológico acompaña la madurez espiritual, cumpliéndose la Ley del Ritmo, como resultante se gana la salud y no la enfermedad. Comprendiendo a la salud como el estado de armonía mental-psico-físico-espiritual. Porque la energía que ya no encuentra el cauce biológico lo encuentra en la ascensión.
La etapa intermedia entre los 40 y 52 años, es la etapa de transición entre una realidad y la otra a nivel biológico y a nivel energético. En esa etapa debería concretarse el casamiento místico con uno mismo y con el otro. Ambos realizados en sí mismos.
El deseo inferior se convierte en Deseo de Trascendencia y que se puede plasmar en el físico a través de la interacción pero con un sentido que no tuvo en los años anteriores y que no está manejado por el miedo a la posesión, ni a la soledad, ni el miedo al rechazo o al mostrarse, o todos los miedos ocultos relativos al sexo y que son tan privados como el sexo mismo y que las personas temen hablar aún con sus parejas.
La primera condición es trabajar el miedo a hablar y el miedo a ser juzgado.
El primer juzgamiento está en uno mismo.
Si lo relacionamos con la Biblia, en el Génesis, en la pérdida del Paraíso el hombre quedó escindido de Dios. Sin la Yod, sin el Espíritu Santo en él, sin iluminación. Su corona no brilla sobre su cabeza y debe trabajar a través de su esfuerzo en la Tierra para ganar su pan y recuperar su corona, por mérito y no por regalo del Padre-Creador.
Este tiempo para volver a coronarse, está simbolizado en el número 40 que representa a los cuarenta años en el desierto que pasó el pueblo de Israel al salir de Egipto. Los 40 días en el Monte de la Tentación que el Maestro Jesús vivió siendo tentado por el demonio.
Pasados esos 40 años, la persona está lista para iniciar la reconquista de su Tierra Prometida, su cuerpo multidimensional, tal como lo hizo el pueblo de Israel, el Pueblo Elegido. Tal como lo hizo el Maestro Jesús, que superada la tentación, comenzó su misión en la Tierra.
De allí que nosotros sentimos que nuestros logros deben ser a "los 40" y por si alguna razón kármica eso no se da, lo sentimos como una pérdida que marca el proceso de la entropía que en realidad es la angustia del alma por no haber encontrado a Dios en ese tiempo.
Cuando un hombre y una mujer consuman un vínculo que sacraliza la unión, (esto es energético y no necesariamente de la forma en lo que llamamos culturalmente casamiento) la falta de sabiduría del hombre por desconexión de Dios hace que "su decapitación" (la YOD representa la corona que ciñe en su cabeza) haga que él vierta energéticamente sangre (en 4D) hasta que el Espíritu de Dios vuelva a coronarlo.
Esta energía en 4D es tanta, que por precipitación DEBE plasmarse en 3D. La forma de quemar 4D cuando se está desconectado, es MOVIENDOSE, haciendo FUERZA, ESFUERZO... porque ayuda “por fricción” a quemar 4D (pensamientos y emociones) que es lo que impide conectar con Dios.
De allí la fuerza de lo yang.
La unión con la mujer por amor hace que ella entregue esa pérdida de sangre cíclicamente a la Tierra por el hombre que ama. Siendo fiel a ella en el Sí mismo.
Si no existe esa unión con una mujer en el Amor, el hombre buscará "sangre" afuera. Se volverá agresivo o bien autoagresivo que es lo mismo. En tiempos pasados buscaría la guerra para poder matar.
La hemoglobina de la sangre contiene hierro. De allí la agresividad de la energía yang identificada con el hombre y la espada, el hierro y los elementos del combate.
Para que el hombre no mate y derrame sangre, la mujer sangra buscando de esa forma equilibrar la energía para que cuando den el tono juntos, la YOD (Espíritu de Dios) los coronará y compartirán sabiduría.
Cuando el ciclo biológico llega a la etapa del climaterio, la mujer deja de sangrar y energéticamente debería haber encontrado a Dios y elevar a El la energía del matrimonio sagrado. Si así no ocurre, sufre trastornos físicos.
Estos malestares se deben a que la persona "no puede soltar" y le pone el rótulo "menopausia" y LO ACEPTA, padece en consecuencia los malestares de la menopausia.
Si la mujer tomara consciencia que se trata de energía no ascendida, nada más que de una forma particular, no como otras energías 4D porque tiene otra densidad, simplemente, se calmaría y aceptaría soltar y los síntomas desaparecerían. Los síntomas son ocasionados por el materializar el miedo a soltar en el físico. Para lograr revertirlo, sólo hay que conocerse a uno mismo en el estado de armonía y no aceptarlo, amándose.
Esto puede ocurrir a edad temprana porque la mujer no tiene necesidad de perder sangre porque ha llegado al equilibrio en su pareja interna. Pero ese equilibrio es lábil y se manifiesta en lo emocional. La estabilidad dependerá de factores como su necesidad de pareja externa, hijos, etc., que seguramente, reemplazará MOVIENDOSE, de una situación a otra, o con hiperactividad.
Para pensar:
La infidelidad externa que es reflejo de la infidelidad interna rompe este vínculo.El amor de la Tierra es el azúcar necesario para que la unión inicie pero si el exceso de sal, el karma, es mucho, la levadura de Dios, el Amor Incondicional no vendrá a la relación. Exceso de azúcar o exceso de sal vuelven “incomible” a este matrimonio.
Si así es, el sexo, que es la Oportunidad de hacer que la levadura de Dios crezca en la entrega, se convierte en un oficio como la prostitución, pero avalado por la Máscara del matrimonio de la Tierra.
Con Amor Incondicional
Brinda Mair
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