El apego no es amor.
Es muy fácil confundirse. Lo que entendemos por amor con frecuencia tiene más elementos de no-amor que de lo que compone el amor verdadero.
Es muy fácil confundirse. Lo que entendemos por amor con frecuencia tiene más elementos de no-amor que de lo que compone el amor verdadero.
Por ejemplo, se cree que es amor proteger a la pareja, cuidar de sus intereses o supervisar sus deseos, cuando esto podría ser dominación.
En el amor auténtico se da la tolerancia, la aceptación y falta de resistencia.
En el amor auténtico se da la tolerancia, la aceptación y falta de resistencia.
El apego es una falsa apariencia del amor y la gran responsable del fin de muchas historias románticas. Para el budismo, el apego constituye la causa más importante del sufrimiento humano. En el ámbito de la pareja, el apego es muy dañino porque el mismo ímpetu que aglutina es el responsable de provocar el mayor sufrimiento y el final de la relación. Es fácil dejarse engañar por el apego porque en muchos aspectos superficiales se asemeja al amor de verdad. El sentirse apegado a las personas, objetos o situaciones es parte del condicionamiento de todo ser humano hasta que este empieza a ser consciente de sus necesidades y temores. En el momento que se da cuenta de que lo que creía amor tenía que ver más con su necesidad es posible que esté preparado para pasar del apego al amor.
Pasar del apego al amor.
Estar completamente libre de apego es prácticamente imposible en una pareja. A lo largo de la vida hemos aprendido a tener miedos y hemos llegado a pensar que algo externo a nosotros nos llegaría a proporcionar una seguridad. Así, todos albergamos necesidades que creemos que el amor nos va a cubrir. Pero es importante saber que no existe ninguna sensación de seguridad perdurable si esta depende de factores externos, ya que nunca podremos controlar los cambios imprevisibles de la realidad.
Amar sin temor es algo que forma parte del crecimiento personal y de la certeza de que ya lo tenemos todo dentro de nosotros. Tenemos lo suficiente para ser felices.
El apego surge cuando nos identificamos con esa persona o situación y llegamos a convencernos de que la necesitamos para ser felices. El ego humano llega a planear cualquier cosa con tal de mantener a su objeto de apego dentro de su esfera de influencia y control. La adicción a una persona u objeto conduce a conductas de manipulación, abuso y hasta violencia. En su forma más leve, el apego se manifiesta como atadura, ya que trae consigo la idea de que el objeto de deseo nos aporta algo que no poseemos: felicidad, seguridad, el sentirse amado, cuidado, importante, validado… La pérdida del objeto produce dolor, rabia o depresión.
La diferencia primordial entre apego y amor es el factor libertad. El amor jamás restringe el libre albedrío del otro. Estar apegado crea la falsa creencia de que el amado refuerza nuestra identidad. Miedo y necesidad son las emociones que subyacen al apego. Miedo a estar en el presente, a enfrentar lo desconocido o a perder el objeto del amor.
Se dice que si una relación fuera una cámara, el amor haría que cada uno estuviera bien enfocado mientras que si hay apego, las partes se verían borrosas. Es un problema de excesiva proximidad.
¿Mi amor es apego?
Para saber si estamos amando de forma apegada habría que hacerse las siguientes preguntas:
- "¿Existe alguna situación o persona de la cual me siento dependiente o estrechamente ligado?”
- “¿Necesito algo de esa persona o situación?”
- “¿Qué haría o sentiría si esta persona quisiera dejarme o si esta situación particular se terminara?”
- “¿Sería capaz de aceptar dejar ir a esa persona o que la situación finalizara? En el caso de la persona, ¿sería capaz de seguir sintiendo amor por la persona que me ha dejado?”
El falso amor. Apego.
- Creencia en que el compañero puede lograr que seamos felices.
- Pérdida de la propia identidad en el contexto del compañero. Este nos suministra identidad.
- Deseo de adueñarse del otro.
- Necesidad de control.
- Celos.
- Sentir urgencia y ansiedad si las cosas no son como queremos que sean.
- Reactividad y defensa ante cualquier expresión del otro que despierte temor.
- Utilización de la venganza, abuso y manipulación al sentir malestar o angustia.
- Ansia de halagos, confirmación del propio valor, sexo, y seguridad.
- Certeza de que el otro “nos hace felices o desgraciados”.
Transformar el apego en amor.
Observarnos a nosotros mismos para darnos cuenta de las ataduras que nos unen a la pareja. La clave para darnos cuenta de eso es la presencia de dolor. Por ejemplo podemos observar cómo reaccionamos, si tenemos expectativas demasiado altas, si ya no tratamos a nuestra pareja como a un amigo respetado. Podemos percibir nuestras motivaciones para decir lo que decimos y advertir si es el miedo el que nos impulsa.
Intentar aprender a soltar la ligazón. A veces esto puede producir soledad y tristeza dentro de la relación. Implica sentir el dolor de modo individual, sin adjudicar la culpa al otro ni hacerlo responsable de nuestra pena. Volverse hacia el interior para calmarnos e identificar nuestro sentir (ser conscientes). No exigirle al otro que remedie nuestro malestar. Lo mismo se aplica para el otro, habría que dejarlo que sienta su rabia y su dolor sin intentar salvarlo por no sentirnos mal.
No reaccionar. Esto se lleva a cabo ignorando las voces de nuestra mente que nos taladran alimentando el miedo y lo que percibimos como amenazas.
Responsabilizarnos de nuestras decisiones en lugar de sentirnos víctimas. Sentirnos dueños de nuestra propia felicidad. Sentirnos menos “importantes” al focalizar con humildad en nuestro interior en lugar de hacer al compañero objeto de atención y crítica constantes.
Saber estar presentes ante nosotros mismos, atentos a nuestra rabia, miedo, dolor, expectativas y exigencias. Con esto podemos llegar a sentirnos libres, vitales y espontáneos en nuestra relación apreciando al compañero sin imágenes, ilusiones y expectativas. Con esto las relaciones no serán fuente de sufrimiento.
Los cuatro aspectos del amor según el budismo. (“El verdadero amor”.Thich Nhat Hanh, 2004)
- Bondad incondicional o benevolencia. Capacidad de dar alegría y felicidad a la persona que amas. Aprender a observar a quién amamos porque si no la comprendemos no la podremos amar. La comprensión es la esencia del amor. Dedicar tiempo a estar presente y atento y observar profundamente. A eso se le llama comprensión.
- Compasión. Deseo y capacidad de aliviar el sufrimiento de otra persona. Para conocer la naturaleza de su sufrimiento y ayudarla a cambiar, también hay que observarla profundamente. Para eso es necesaria la meditación. Meditar es observar a fondo la esencia de las cosas.
- Alegría. Si en el amor no hay alegría, no se trata de verdadero amor. Si estamos sufriendo y llorando todo el tiempo o si se hace llorar a la persona que amamos, eso significa que no se trata de un verdadero amor, incluso puede llegar a ser lo opuesto a él. Si en la relación de pareja no hay alegría, seguro que no es un verdadero amor.
- Ecuanimidad y libertad. El verdadero amor hace alcanzar la libertad. Cuando se ama de verdad se le da al otro una absoluta libertad. Si no es así, no se trata de un verdadero amor. El otro debe sentirse libre, no solo por fuera, no también por dentro.
El amor como manifestación espiritual.
Deepak Chopra, médico indio radicado en California inspirado en la sabiduría de los textos védicos de la India, alienta a alimentar el amor en la espiritualidad para infundir a nuestras relaciones una mayor profundidad y significado. El aspecto espiritual del amor es el que sostiene las relaciones basadas en el verdadero amor y les permite expandirse y crecer (“El camino hacia el amor”, 1997).
En una sociedad laica como la nuestra, cuya idea de espiritualidad está unida a las religiones organizadas dominantes, el concepto de espiritualidad causa desconfianza. No obstante, es imposible entender lo que es el amor sin entender la espiritualidad en su sentido amplio.
En palabras de Osho en su libro “Vida, amor y risa.”: “El estado de amor más elevado no es, en absoluto, el de la relación afectiva. El amor es una característica del ser: de la misma forma que los árboles con verdes, el que es amoroso, ama. El árbol no se pone verde para ti. La flor continúa desprendiendo su fragancia tanto si alguien se le acerca como si no, tanto si alguien la aprecia como si no. El amor es una cualidad del ser.”
Aprender a amar es transformarse en un ser amoroso que transmite amor. El amor no es un bien escaso cuando se transforma en actitud. Tendríamos que sustituir el sustantivo por el verbo y pensar en el amor como acción. De este modo es imposible sentir soledad, ya que el amor hace posible estar unido íntimamente a todo lo que nos rodea, experimentar la verdadera felicidad, y atraer magnéticamente el amor de otros seres que aman de igual modo.
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